Belonging

(Pertenecer)

(4ta historia online de la saga The Darkest Powers de Kelley Armstrong)

Esta historia anteriormente había sido publicada con el nombre de Untitled en el blog, ya que la autora aun no le había dado nombre. Pero ahora ya tiene su nombre Belonging o Pertenecer en español. 

Me adelante, la mirada fija en Carter.

"Uh-uh," dijo, apretando su agarre sobre Chloe. "¿Sabes lo fácil que sería romperle el cuello, ¿no? El hecho de que no estoy Cambiando aun, no significa que no tenga mi fuerza completa. "

Tenía razón. No había tenido mi primer cambio hasta meses después de haber tirado a ese niño contra la pared. Respiré hondo y traté de frenar la agitación de mi corazón. Traté de llamar la atención de Chloe para tranquilizarla, pero parecía estar mucho más tranquila de lo que estaba yo, solo mirando de lado a lado. Buscando a Liz.

¿Dónde diablos estaba Liz? ¿Por qué no había visto a Carter antes de que agarrase a Chloe?

Debido a que había estado centrada en Theo y Nate. Yo debería haber estado prestando atención a Carter. Debería haber estado prestándoles atención a todos ellos.

¿Estaba Liz afuera buscando un arma? Probablemente. Pero no podía depender de ella para solucionar esto.

Belonging

(Pertenecer)

(4ta historia online de la saga The Darkest Powers de Kelley Armstrong)

Esta historia anteriormente había sido publicada con el nombre de Untitled en el blog, ya que la autora aun no le había dado nombre. Pero ahora ya tiene su nombre Belonging o Pertenecer en español. 

Me tome mi tiempo lavándome las manos.

¿Dónde estaba Chloe? ¿Qué es lo que tenía en mente? Liz diciéndome que Chloe estaba planeando rescatarme no era realmente útil, ahora podría hacer algún movimiento, como estancarme aquí, esperando ayudar y joder sus planes.

Maldita sea, Liz.

"¿Te estas limpiando las manos para una cirugía?," Dijo Nate.

"Lo siento, yo…"

Algo golpeó el suelo con un chasquido. Nate se volvió y miró hacia abajo para ver su teléfono móvil en el suelo. Se palpó los bolsillos de atrás, como si quisiera estar seguro de que era suyo, entonces maldijo y se agachó. El teléfono se deslizó por el suelo.

"¿Qué demonios?" Murmuró.